El Santo Evangelio según
San Marcos
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Capítulo:
Ministerio de Juan el Bautista
- 1
- El principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
- 2
- Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío
mi mensajero delante de tí, el cual preparará tu camino delante de ti.
- 3
- Voz del que proclama en el desierto: Preparad el camino del
Señor; Enderezad sus sendas.
- 4
- Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados.
- 5
- Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de
Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
- 6
- Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto
de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
- 7
- Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más
poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
- 8
- Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os
bautizará con Espíritu Santo.
- 9
- Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de
Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
- 10
- Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y
al Espíritu como paloma que descendía sobre él.
- 11
- Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo
amado; en ti tengo complacencia.
- 12
- Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. .
- 13
- Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado
por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.
- 14
- Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea
predicando el evangelio del reino de Dios,
- 15
- diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha
acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
- 16
- Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su
hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
- 17
- Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis
pescadores de hombres.
- 18
- Y dejando luego sus redes, le siguieron.
- 19
- Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de
Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes. .
- 20
- Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca
con los jornaleros, le siguieron.
- 21
- Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en
la sinagoga, enseñaba.
- 22
- Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como los escribas. :
- 23
- Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu
inmundo, que dio voces,
- 24
- diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno?
¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
- 25
- Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de
él!
- 26
- Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y
clamando a gran voz, salió de él.
- 27
- Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre
sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun
a los espíritus inmundos, y le obedecen?
- 28
- Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia
alrededor de Galilea.
- 29
- Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y
Andrés, con Jacobo y Juan.
- 30
- Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en
seguida le hablaron de ella.
- 31
- Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la
levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.
- 32
- Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le
trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados;
- 33
- y toda la ciudad se agolpó a la puerta.
- 34
- Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas
enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le
conocían.
- 35
- Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió
y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
- 36
- Y le buscó Simón, y los que con él estaban;
- 37
- y hallándole, le dijeron: Todos te buscan.
- 38
- El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique
también allí; porque para esto he venido..
- 39
- Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y
echaba fuera los demonios.
- 40
- Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le
dijo: Si quieres, puedes limpiarme.
- 41
- Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y
le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio.
- 42
- Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de
aquél, y quedó limpio.
- 43
- Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego,
- 44
- y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate
al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a
ellos.
- 45
- Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el
hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se
quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.
Jesús sana a un paralítico en Capernaum
- 1
- Cuendo entró Jesús otra vez en Capernaum después de
algunos días; y se oyó que estaba en casa.
- 2
- E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no
cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.
- 3
- Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que
era cargado por cuatro. l.
- 4
- Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud,
descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que
yacía el paralítico.
- 5
- Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus
pecados te son perdonados.
- 6
- Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales
cavilaban en sus corazones:
- 7
- ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede
perdonar pecados, sino sólo Dios?
- 8
- Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de
esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros
corazones?
- 9
- ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te
son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?.
- 10
- Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad
en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): .
- 11
- A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
- 12
- Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho,
salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios,
diciendo: Nunca hemos visto tal cosa. .
- 13
- Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a
él, y les enseñaba.
- 14
- Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de
los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió.
- 15
- Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él,
muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus
discípulos; porque había muchos que le habían seguido.
- 16
- Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los
publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y
bebe con los publicanos y pecadores?
- 17
- Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad
de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
- 18
- Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y
vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y
tus discípulos no ayunan?
- 19
- Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas
ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no
pueden ayunar.
- 20
- Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y
entonces en aquellos días ayunarán.
- 21
- Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra
manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura.
- 22
- Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el
vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino
nuevo en odres nuevos se ha de echar.
- 23
- Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de
reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas.
- 24
- Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en
el día de reposo lo que no es lícito?.
- 25
- Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David
cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban;
- 26
- cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo
sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a
los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?
- 27
- También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del
hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.
- 28
- Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de
reposo.
El hombre de la mano paralizada
- 1
- Entró otra vez Jesús en la sinagoga; y estaba allí un
hombre que tenía la mano paralizada.
- 2
- Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría,
a fin de poder acusarle.
- 3
- Entonces dijo al hombre que tenía la mano paralizada:
Levántate y ponte en medio.
- 4
- Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien,
o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban.
- 5
- Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por
la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la
mano le fue restaurada sana.
- 6
- Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos
contra él para destruirle.
- 7
- Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le
siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea,
- 8
- de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de
los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes
vinieron a él.
- 9
- Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la
barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen.
- 10
- Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle,
cuantos tenían plagas caían sobre él.
- 11
- Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de
él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
- 12
- Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.
- 13
- Después subió al monte, y llamó a sí a los que él
quiso; y vinieron a él.
- 14
- Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para
enviarlos a predicar,
- 15 y que tuviesen autoridad
para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
- 16
- a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;
- 17 a Jacobo hijo de
Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del
trueno;
- 18
- a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de
Alfeo, Tadeo, Simón el cananista,
- 19
- y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.
- 20
- Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun
podían comer pan.
- 21
- Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque
decían: Está fuera de sí.
- 22
- Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían
que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
- 23
- Y habiéndolos llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo
puede Satanás echar fuera a Satanás?
- 24
- Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no
puede permanecer.
- 25
- Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no
puede permanecer.
- 26
- Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no
puede permanecer, sino que ha llegado su fin.
- 27
- Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y
saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa.
- 28
- De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a
los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean;
- 29
- pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no
tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno.
- 30
- Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.
- 31
- Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose
afuera, enviaron a llamarle.
- 32
- Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu
madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.
- 33
- El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis
hermanos?
- 34
- Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo:
He aquí mi madre y mis hermanos.
- 35 Porque todo aquel que
hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
Parábola del sembrador
- 1
- Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se
reunió alrededor de él una multitud muy grande, de manera que él entró en una barca y
se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar.
- 2
- Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en
su doctrina:
- 3
- Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar;
- 4
- y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al
camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron.
- 5
- Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha
tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra.
- 6
- Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se
secó.
- 7
- Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la
ahogaron, y no dio fruto.
- 8
- Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues
brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
- 9
- Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga.
- 10
- Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los
doce le preguntaron sobre la parábola.
- 11
- Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del
reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;
- 12
- para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no
entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
- 13
- Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues,
entenderéis todas las parábolas?
- 14
- El sembrador es el que siembra la palabra.
- 15
- Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra
la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que
se sembró en sus corazones.
- 16
- Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales:
los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo;
- 17
- pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta
duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra,
luego tropiezan.
- 18
- Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que
oyen la palabra,
- 19
- pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas,
y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
- 20
- Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los
que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.
- 21
- También les dijo: ¿Acaso se trae la luz para ponerla
debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?
- 22
- Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni
escondido, que no haya de salir a luz.
- 23
- Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
- 24
- Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida
con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.
- 25
- Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo
que tiene se le quitará.
- 26
- Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un
hombre echa semilla en la tierra;
- 27
- y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla
brota y crece sin que él sepa cómo.
- 28
- Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego
espiga, después grano lleno en la espiga;
- 29
- y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz,
porque la siega ha llegado.
- 30
- Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de
Dios, o con qué parábola lo compararemos?
- 31
- Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en
tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra;
- 32
- pero después de sembrado, crece, y se hace la mayor de
todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo pueden
morar bajo su sombra.
- 33
- Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra,
conforme a lo que podían oír.
- 34
- Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en
particular les declaraba todo.
- 35
- Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al
otro lado.
- 36
- Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la
barca; y había también con él otras barcas.
- 37
- Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las
olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
- 38
- Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le
despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
- 39
- Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla,
enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
- 40
- Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no
tenéis fe?
- 41
- Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al
otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
Jesús sana a un endemoniado
- 1
- Fueron a la otra orilla del mar, a la región de los
gadarenos.
- 2
- Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su
encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo,
- 3
- que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía
atarle, ni aun con cadenas.
- 4
- Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas,
mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie
le podía dominar.
- 5
- Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los
montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras.
- 6
- Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se
arrodilló ante él.
- 7
- Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús,
Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
- 8
- Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo.
- 9
- Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo:
Legión me llamo; porque somos muchos.
- 10
- Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella
región.
- 11
- Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos
paciendo.
- 12
- Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los
cerdos para que entremos en ellos.
- 13
- Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos
espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se
precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.
- 14
- Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en
la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qué era aquello que había sucedido.
- 15
- Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del
demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron
miedo.
- 16
- Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había
acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos.
- 17
- Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.
- 18
- Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado
le rogaba que le dejase estar con él.
- 19
- Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu
casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha
tenido misericordia de ti.
- 20
- Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes
cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
- 21
- Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se
reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar.
- 22
- Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo;
y luego que le vio, se postró a sus pies,
- 23
- y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y
pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.
- 24
- Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le
apretaban. .
- 25
- Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo
de sangre,
- 26
- y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo
que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
- 27
- cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la
multitud, y tocó su manto.
- 28
- Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré
salva.
- 29
- Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en
el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
- 30
- Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había
salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
- 31
- Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta,
y dices: ¿Quién me ha tocado?
- 32
- Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
- 33
- Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en
ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
- 34
- Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y
queda sana de tu azote.
- 35
- Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de
la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? .
- 36
- Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al
principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
- 37
- Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y
Juan hermano de Jacobo.
- 38
- Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el
alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho.
- 39
- Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La
niña no está muerta, sino duerme.
- 40
- Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó
al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la
niña.
- 41
- Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que
traducido es: Niña, a ti te digo, levántate.
- 42
- Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce
años. Y se espantaron grandemente.
- 43
- Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que
se le diese de comer.
Jesús es rechazado en Nazaret
- 1
- Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus
discípulos.
- 2
- Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la
sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene éste estas
cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son
hechos?
- 3
- ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de
Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus
hermanas? Y se escandalizaban de él.
- 4
- Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su
propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.
- 5
- Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a
unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.
- 6
- Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría
las aldeas de alrededor, enseñando.
- 7
- Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en
dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos.
- 8
- Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino
solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto,
- 9
- sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas.
- 10
- Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en
ella hasta que salgáis de aquel lugar.
- 11
- Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de
allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De
cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de
Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad.
- 12
- Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen.
- 13
- Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a
muchos enfermos, y los sanaban.
- 14
- Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se
había hecho notorio; y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso
actúan en él estos poderes.
- 15
- Otros decían: Es Elías. Y otros decían: Es un profeta, o
alguno de los profetas.
- 16
- Al oír esto Herodes, dijo: Este es Juan, el que yo
decapité, que ha resucitado de los muertos.
- 17
- Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y
le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
pues la había tomado por mujer.
- 18
- Porque Juan decía a Herodes: No te es lícito tener la
mujer de tu hermano.
- 19
- Pero Herodías le acechaba, y deseaba matarle, y no podía;
- 20
- porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era varón justo
y santo, y le guardaba a salvo; y oyéndole, se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba de
buena gana.
- 21
- Pero venido un día oportuno, en que Herodes, en la fiesta
de su cumpleaños, daba una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de
Galilea,
- 22
- entrando la hija de Herodías, danzó, y agradó a Herodes y
a los que estaban con él a la mesa; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras,
y yo te lo daré.
- 23
- Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de
mi reino.
- 24
- Saliendo ella, dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le
dijo: La cabeza de Juan el Bautista.
- 25
- Entonces ella entró prontamente al rey, y pidió diciendo:
Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
- 26
- Y el rey se entristeció mucho; pero a causa del juramento,
y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desecharla.
- 27
- Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó
que fuese traída la cabeza de Juan.
- 28
- El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza
en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.
- 29
- Cuando oyeron esto sus discípulos, vinieron y tomaron su
cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.
- 30
- Entonces los apóstoles se juntaron con Jesús, y le
contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado.
- 31
- El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y
descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían
tiempo para comer.
- 32
- Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto.
- 33
- Pero muchos los vieron ir, y le reconocieron; y muchos
fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él.
- 34
- Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión
de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas
cosas.
- 35
- Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discípulos se
acercaron a él, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya muy avanzada.
- 36
- Despídelos para que vayan a los campos y aldeas de
alrededor, y compren pan, pues no tienen qué comer.
- 37
- Respondiendo él, les dijo: Dadles vosotros de comer. Ellos
le dijeron: ¿Que vayamos y compremos pan por doscientos denarios, y les demos de comer?
- 38
- El les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo. Y al
saberlo, dijeron: Cinco, y dos peces.
- 39
- Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre
la hierba verde.
- 40
- Y se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de
cincuenta en cincuenta.
- 41
- Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando
los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los
pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos.
- 42
- Y comieron todos, y se saciaron.
- 43
- Y recogieron de los pedazos doce cestas llenas, y de lo que
sobró de los peces.
- 44
- Y los que comieron eran cinco mil hombres.
- 45
- En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir
delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
- 46
- Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;
- 47
- y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él
solo en tierra.
- 48
- Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era
contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y
quería adelantárseles.
- 49
- Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un
fantasma, y gritaron;
- 50
- porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida
habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
- 51
- Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos
se asombraron en gran manera, y se maravillaban.
- 52
- Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto
estaban endurecidos sus corazones.
- 53
- Terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret, y
arribaron a la orilla.
- 54
- Y saliendo ellos de la barca, en seguida la gente le
conoció.
- 55
- Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a
traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba.
- 56
- Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos,
ponían en las calles a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar
siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.
Lo que contamina al hombre
- 1
- Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los
escribas, que habían venido de Jerusalén;.
- 2
- los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús
comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban.
- 3
- Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la
tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.
- 4
- Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras
muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y
de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.
- 5
- Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por
qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan
con manos inmundas?
- 6
- Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de
vosotros Isaías, como está escrito:Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está
lejos de mí.
- 7
- Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas
mandamientos de hombres.
- 8
- Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la
tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y
hacéis otras muchas cosas semejantes.
- 9
- Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios
para guardar vuestra tradición.
- 10
- Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El
que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.
- 11
- Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a
la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera
ayudarte,
- 12
- y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,
- 13
- invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que
habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.
- 14
- Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos,
y entended:
- 15
- Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda
contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.
- 16
- Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
- 17
- Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le
preguntaron sus discípulos sobre la parábola.
- 18
- El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin
entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede
contaminar,
- 19
- porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a
la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.
- 20
- Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al
hombre.
- 21
- Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los
malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
- 22
- los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
- 23
- Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.
- 24
- Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de
Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse.
- 25
- Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo,
luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.
- 26
- La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba
que echase fuera de su hija al demonio.
- 27
- Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos,
porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
- 28
- Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los
perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
- 29
- Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido
de tu hija.
- 30
- Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había
salido, y a la hija acostada en la cama.
- 31
- Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al
mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis.
- 32
- Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le
pusiera la mano encima.
- 33
- Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las
orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;
- 34
- y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es
decir: Sé abierto.
- 35
- Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la
ligadura de su lengua, y hablaba bien.
- 36
- Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les
mandaba, tanto más y más lo divulgaban.
- 37
- Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho
todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.
Jesús alimenta a cuatro mil
- 1
- En aquellos días, como había una gran multitud, y no
tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:
- 2
- Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que
están conmigo, y no tienen qué comer;
- 3
- y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el
camino, pues algunos de ellos han venido de lejos.
- 4
- Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien
saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
- 5
- El les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron:
Siete.
- 6
- Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y
tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para
que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud.
- 7
- Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y
mandó que también los pusiesen delante.
- 8
- Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que
habían sobrado, siete canastas.
- 9
- Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió.
- 10
- Y luego entrando en la barca con sus discípulos, vino a la
región de Dalmanuta.
- 11
- Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con
él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle.
- 12
- Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal
esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.
- 13
- Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la
otra ribera.
- 14
- Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan
consigo en la barca.
- 15
- Y él les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura
de los fariseos, y de la levadura de Herodes.
- 16
- Y discutían entre sí, diciendo: Es porque no trajimos pan.
- 17
- Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Qué discutís, porque
no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro
corazón?
- 18
- ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no
recordáis?
- 19
- Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas
cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce.
- 20
- Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas
canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete.
- 21
- Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?
- 22
- Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron
que le tocase.
- 23
- Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la
aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.
- 24
- El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los
veo que andan.
- 25
- Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo
que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
- 26
- Y lo envió a su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni
lo digas a nadie en la aldea.
- 27
- Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea
de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los
hombres que soy yo?
- 28
- Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, alguno de los profetas.
- 29
- Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.
- 30
- Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno.
- 31
- Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del
Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y
por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.
- 32
- Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y
comenzó a reconvenirle.
- 33
- Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos,
reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la
mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
- 34
- Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
- 35
- Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
- 36
- Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma?
- 37
- ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
- 38
- Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en
esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él,
cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Transfiguración de Jesús
- 1
- También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los
que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido
con poder.
- 2
- Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a
Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos.
- 3
- Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos,
como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.
- 4
- Y les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús.
- 5
- Entonces Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para
nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, otra para Moisés, y
otra para Elías.
- 6
- Porque no sabía lo que hablaba, pues estaban espantados.
- 7
- Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube
una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.
- 8
- Y luego, cuando miraron, no vieron más a nadie consigo,
sino a Jesús solo.
- 9
- Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie
dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los
muertos.
- 10
- Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería
aquello de resucitar de los muertos.
- 11
- Y le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen los escribas
que es necesario que Elías venga primero?
- 12
- Respondiendo él, les dijo: Elías a la verdad vendrá
primero, y restaurará todas las cosas; ¿y cómo está escrito del Hijo del Hombre, que
padezca mucho y sea tenido en nada?
- 13
- Pero os digo que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que
quisieron, como está escrito de él.
- 14
- Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran
multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.
- 15
- Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y
corriendo a él, le saludaron.
- 16
- El les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos?
- 17
- Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti
mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
- 18
- el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa
espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen
fuera, y no pudieron.
- 19
- Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula!
¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo.
- 20
- Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús,
sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando
espumarajos.
- 21
- Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le
sucede esto? Y él dijo: Desde niño.
- 22
- Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para
matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.
- 23
- Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible.
- 24
- E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo;
ayuda mi incredulidad.
- 25
- Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió
al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no
entres más en él.
- 26
- Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con
violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.
- 27
- Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se
levantó.
- 28
- Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron
aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?
- 29
- Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con
oración y ayuno.
- 30
- Habiendo salido de allí, caminaron por Galilea; y no
quería que nadie lo supiese.
- 31
- Porque enseñaba a sus discípulos, y les decía: El Hijo
del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto,
resucitará al tercer día.
- 32
- Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de
preguntarle.
- 33
- Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les
preguntó: ¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?
- 34
- Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado
entre sí, quién había de ser el mayor.
- 35
- Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si
alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
- 36
- Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y
tomándole en sus brazos, les dijo:
- 37
- El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a
mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mí sino al que me envió.
- 38
- Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que
en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no
nos seguía.
- 39
- Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay
que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí.
- 40
- Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
- 41
- Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre,
porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
- 42
- Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que
creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le
arrojase en el mar.
- 43
- Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es
entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser
apagado,
- 44
- donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se
apaga.
- 45
- Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es
entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no
puede ser apagado,
- 46
- donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se
apaga.
- 47
- Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es
entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,
- 48
- donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se
apaga.
- 49
- Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio
será salado con sal.
- 50
- Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué
la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.
Jesús habla acerca del divorcio
- 1
- Y Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al
otro lado del Jordán; y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como
solía.
- 2
- Y se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarle,
si era lícito al marido repudiar a su mujer.
- 3
- El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?
- 4
- Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y
repudiarla.
- 5
- Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro
corazón os escribió este mandamiento;
- 6
- pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo
Dios.
- 7
- Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer,
- 8
- y los dos serán una sola carne; así que no son ya más
dos, sino uno..
- 9
- Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
- 10
- En casa volvieron los discípulos a preguntarle de lo mismo,
- 11
- y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con
otra, comete adulterio contra ella;
- 12
- y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete
adulterio.
- 13
- Y le presentaban niños para que los tocase; y los
discípulos reprendían a los que los presentaban.
- 14
- Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los
niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
- 15
- De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios
como un niño, no entrará en él.
- 16
- Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos,
los bendecía.
- 17
- Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e
hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar
la vida eterna?
- 18
- Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay
bueno, sino sólo uno, Dios.
- 19
- Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes.
No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.
- 20
- El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he
guardado desde mi juventud.
- 21
- Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te
falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo;
y ven, sígueme, tomando tu cruz.
- 22
- Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque
tenía muchas posesiones.
- 23
- Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus
discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
- 24
- Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús,
respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de
Dios, a los que confían en las riquezas!
- 25
- Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que
entrar un rico en el reino de Dios.
- 26
- Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: ¿Quién,
pues, podrá ser salvo?.
- 27
- Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es
imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.
- 28
- Entonces Pedro comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo
hemos dejado todo, y te hemos seguido.
- 29
- Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay
ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos,
o tierras, por causa de mí y del evangelio,
- 30
- que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas,
hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la
vida eterna.
- 31
- Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros,
primeros.
- 32
- Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba
delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los
doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer:
- 33
- He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será
entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le
entregarán a los gentiles;
- 34
- y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le
matarán; mas al tercer día resucitará.
- 35
- Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron,
diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos.
- 36
- El les dijo: ¿Qué queréis que os haga?
- 37
- Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos
el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.
- 38
- Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís.
¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy
bautizado?
- 39
- Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del
vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis
bautizados;
- 40
- pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío
darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
- 41
- Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra
Jacobo y contra Juan.
- 42
- Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son
tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen
sobre ellas potestad.
- 43
- Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
- 44
- y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de
todos.
- 45
- Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino
para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
- 46
- Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus
discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al
camino mendigando.
- 47
- Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a
decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
- 48
- Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba
mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
- 49
- Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron
al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.
- 50
- El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.
- 51
- Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y
el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.
- 52
- Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida
recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.
La entrada triunfal en Jerusalén
- 1
- Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a
Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,
- 2
- y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y
luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha
montado; desatadlo y traedlo.
- 3
- Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el
Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.
- 4
- Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en
el recodo del camino, y lo desataron.
- 5
- Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis
desatando el pollino?
- 6
- Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los
dejaron.
- 7
- Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus
mantos, y se sentó sobre él.
- 8
- También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros
cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.
- 9
- Y los que iban delante y los que venían detrás daban
voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
- 10
- ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene!
¡Hosanna en las alturas!
- 11
- Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo
mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce.
- 12
- Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre.
- 13
- Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si
tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no
era tiempo de higos.
- 14
- Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie
fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.
- 15
- Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el
templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las
mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
- 16
- y no consentía que nadie atravesase el templo llevando
utensilio alguno.
- 17
- Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será
llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones.
- 18
- Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y
buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado
de su doctrina.
- 19
- Pero al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad.
- 20
- Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había
secado desde las raíces.
- 21
- Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado.
- 22
- Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.
- 23
- Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este
monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
- 24
- Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá.
- 25
- Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra
alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros
vuestras ofensas.
- 26
- Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que
está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
- 27
- Volvieron entonces a Jerusalén; y andando él por el
templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos,
- 28
- y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y
quién te dio autoridad para hacer estas cosas?
- 29
- Jesús, respondiendo, les dijo: Os haré yo también una
pregunta; respondedme, y os diré con qué autoridad hago estas cosas.
- 30
- El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?
Respondedme.
- 31
- Entonces ellos discutían entre sí, diciendo: Si decimos,
del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?
- 32
- ¿Y si decimos, de los hombres...? Pero temían al pueblo,
pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta.
- 33
- Así que, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas
cosas.
Parábola de los labradores malvados
- 1
- Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un
hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la
arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
- 2
- Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que
recibiese de éstos del fruto de la viña.
- 3
- Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las
manos vacías.
- 4
- Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le
hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado.
- 5
- Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos,
golpeando a unos y matando a otros.
- 6
- Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió
también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
- 7
- Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el
heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.
- 8
- Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña.
- 9
- ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y
destruirá a los labradores, y dará su viña a otros.
- 10
- ¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que
desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo;
- 11
- El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros
ojos?
- 12
- Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra
ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.
- 13
- Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos,
para que le sorprendiesen en alguna palabra.
- 14
- Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre
veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que
con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos,
o no daremos?
- 15
- Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo:
¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.
- 16
- Ellos se la trajeron; y les dijo: ¿De quién es esta imagen
y la inscripción? Ellos le dijeron: De César.
- 17
- Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de
César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él.
- 18
- Entonces vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay
resurrección, y le preguntaron, diciendo:
- 19
- Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno
muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante
descendencia a su hermano.
- 20
- Hubo siete hermanos; el primero tomó esposa, y murió sin
dejar descendencia.
- 21
- Y el segundo se casó con ella, y murió, y tampoco dejó
descendencia; y el tercero, de la misma manera.
- 22
- Y así los siete, y no dejaron descendencia; y después de
todos murió también la mujer.
- 23
- En la resurrección, pues, cuando resuciten, ¿de cuál de
ellos será ella mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?
- 24
- Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por
esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
- 25
- Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se
darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.
- 26
- Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis
leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
- 27
- Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos; así que
vosotros mucho erráis.
- 28
- Acercándose uno de los escribas, que los había oído
disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer
mandamiento de todos?
- 29
- Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es:
Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
- 30
- Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
- 31
- Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
- 32
- Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has
dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
- 33
- y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento,
con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más
que todos los holocaustos y sacrificios.
- 34
- Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le
dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.
- 35
- Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los
escribas que el Cristo es hijo de David?
- 36
- Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el
Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de
tus pies.
- 37
- David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y
gran multitud del pueblo le oía de buena gana.
- 38
- Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que
gustan de andar con largas ropas, y aman las salutaciones en las plazas,
- 39
- y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros
asientos en las cenas;
- 40
- que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen
largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.
- 41
- Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda,
miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.
- 42
- Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un
cuadrante.
- 43
- Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os
digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;
- 44
- porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de
su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.
La inminente destrucción del templo
- 1
- Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos:
Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.
- 2
- Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes
edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.
- 3
- Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y
Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
- 4
- Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá
cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?
- 5
- Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie
os engañe;
- 6
- porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el
Cristo; y engañarán a muchos.
- 7
- Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os
turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin.
- 8
- Porque se levantará nación contra nación, y reino contra
reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de
dolores son estos.
- 9
- Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los
concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os
llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.
- 10
- Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas
las naciones.
- 11
- Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis
por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora,
eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
- 12
- Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre
al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.
- 13
- Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas
el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
- 14
- Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló
el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que
estén en Judea huyan a los montes.
- 15
- El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre
para tomar algo de su casa;
- 16
- y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su
capa.
- 17
- Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en
aquellos días!
- 18
- Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno;
- 19
- porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha
habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.
- 20
- Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie
sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.
- 21
- Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo;
o, mirad, allí está, no le creáis.
- 22
- Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y
harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.
- 23
- Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.
- 24
- Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el
sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor,
- 25
- y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que
están en los cielos serán conmovidas.
- 26
- Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes
con gran poder y gloria.
- 27
- Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos
de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
- 28
- De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está
tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
- 29
- Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas
cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
- 30
- De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que
todo esto acontezca.
- 31
- El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no
pasarán.
- 32
- Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los
ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
- 33
- Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el
tiempo.
- 34
- Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio
autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
- 35
- Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de
la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
- 36
- para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo..
- 37
- Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.
Acuerdo para prender a Jesús
- 1
- Dos días después era la pascua, y la fiesta de los panes
sin levadura; y buscaban los principales sacerdotes y los escribas cómo prenderle por
engaño y matarle.
- 2
- Y decían: No durante la fiesta para que no se haga alboroto
del pueblo.
- 3
- Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y
sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de
mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
- 4
- Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron:
¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
- 5
- Porque podía haberse vendido por más de trescientos
denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
- 6
- Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena
obra me ha hecho.
- 7
- Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando
queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.
- 8
- Esta ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir
mi cuerpo para la sepultura.
- 9
- De cierto os digo que dondequiera que se predique este
evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de
ella.
- 10
- Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los
principales sacerdotes para entregárselo.
- 11
- Ellos, al oírlo, se alegraron, y prometieron darle dinero.
Y Judas buscaba oportunidad para entregarle.
- 12
- El primer día de la fiesta de los panes sin levadura,
cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres
que vayamos a preparar para que comas la pascua?
- 13
- Y envió dos de sus díscipulos, y les dijo: Id a la ciudad,
y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle,
- 14
- y donde entrare, decid al señor de la casa: El Maestro
dice: ¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos?
- 15
- Y él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto;
preparad para nosotros allí.
- 16
- Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron
como les había dicho; y prepararon la pascua.
- 17
- Y cuando llegó la noche, vino él con los doce.
- 18
- Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo
Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar.
- 19
- Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno
por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo?
- 20
- El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja
conmigo en el plato.
- 21
- A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de
él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a
ese hombre no haber nacido..
- 22
- Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió
y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.
- 23
- Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y
bebieron de ella todos.
- 24
- Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada.
- 25
- De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid,
hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios.
- 26
- Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los
Olivos.
- 27
- Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí
esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.
- 28
- Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros
a Galilea.
- 29
- Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no.
- 30
- Y le dijo Jesús: De cierto te digo que tú, hoy, en esta
noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.
- 31
- Mas él con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario
morir contigo, no te negaré. También todos decían lo mismo.
- 32
- Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a
sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
- 33
- Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a
entristecerse y a angustiarse.
- 34
- Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte;
quedaos aquí y velad.
- 35
- Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que
si fuese posible, pasase de él aquella hora.
- 36
- Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti;
aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
- 37
- Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón,
¿duermes? ¿No has podido velar una hora?
- 38
- Velad y orad, para que no entréis en tentación; el
espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
- 39
- Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.
- 40
- Al volver, otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de
ellos estaban cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
- 41
- Vino la tercera vez, y les dijo: Dormid ya, y descansad.
Basta, la hora ha venido; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los
pecadores.
- 42
- Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega.
- 43
- Luego, hablando él aún, vino Judas, que era uno de los
doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y
de los escribas y de los ancianos.
- 44
- Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al
que yo besare, ése es; prendedle, y llevadle con seguridad.
- 45
- Y cuando vino, se acercó luego a él, y le dijo: Maestro,
Maestro. Y le besó.
- 46
- Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron.
- 47
- Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió
al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja.
- 48
- Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un ladrón
habéis salido con espadas y con palos para prenderme?
- 49
- Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no
me prendisteis; pero es así, para que se cumplan las Escrituras.
- 50
- Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
- 51
- Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una
sábana; y le prendieron;
- 52
- mas él, dejando la sábana, huyó desnudo.
- 53
- Trajeron, pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron
todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas.
- 54
- Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo
sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
- 55
- Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban
testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban.
- 56
- Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus
testimonios no concordaban.
- 57
- Entonces levantándose unos, dieron falso testimonio contra
él, diciendo:
- 58
- Nosotros le hemos oído decir: Yo derribaré este templo
hecho a mano, y en tres días edificaré otro hecho sin mano.
- 59
- Pero ni aun así concordaban en el testimonio.
- 60
- Entonces el sumo sacerdote, levantándose en medio,
preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
- 61
- Mas él callaba, y nada respondía. El sumo sacerdote le
volvió a preguntar, y le dijo: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
- 62
- Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
- 63
- Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo:
¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
- 64
- Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos
le condenaron, declarándole ser digno de muerte.
- 65
- Y algunos comenzaron a escupirle, y a cubrirle el rostro y a
darle de puñetazos, y a decirle: Profetiza. Y los alguaciles le daban de bofetadas.
- 66
- Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas
del sumo sacerdote;
- 67
- y cuando vio a Pedro que se calentaba, mirándole, dijo: Tú
también estabas con Jesús el nazareno.
- 68
- Mas él negó, diciendo: No le conozco, ni sé lo que dices.
Y salió a la entrada; y cantó el gallo.
- 69
- Y la criada, viéndole otra vez, comenzó a decir a los que
estaban allí: Este es de ellos.
- 70
- Pero él negó otra vez. Y poco después, los que estaban
allí dijeron otra vez a Pedro: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres galileo, y
tu manera de hablar es semejante a la de ellos.
- 71
- Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco a
este hombre de quien habláis.
- 72
- Y el gallo cantó la segunda vez. Entonces Pedro se acordó
de las palabras que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me
negarás tres veces. Y pensando en esto, lloraba.
Jesús ante Poncio Pilato
- 1
- Y luego, muy de mañana, cuando los principales sacerdotes
ya habían consultado con los ancianos, con los escribas y con todo el concilio, llevaron
a Jesús atado, y le entregaron a Pilato.
- 2
- Pilato le preguntó: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
Respondiendo él, le dijo: Tú lo dices.
- 3
- Y los principales sacerdotes le acusaban mucho.
- 4
- Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes?
Mira de cuántas cosas te acusan.
- 5
- Mas Jesús ni aun con eso respondió; de modo que Pilato se
maravillaba.
- 6
- Ahora bien, en el día de la fiesta les soltaba un preso,
cualquiera que pidiesen.
- 7
- Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus
compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta.
- 8
- Y viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciese como
siempre les había hecho.
- 9
- Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte
al Rey de los judíos?
- 10
- Porque conocía que por envidia le habían entregado los
principales sacerdotes.
- 11
- Mas los principales sacerdotes incitaron a la multitud para
que les soltase más bien a Barrabás.
- 12
- Respondiendo Pilato, les dijo otra vez: ¿Qué, pues,
queréis que haga del que llamáis Rey de los judíos?
- 13
- Y ellos volvieron a dar voces: ¡Crucifícale!
- 14
- Pilato les decía: ¿Pues qué mal ha hecho? Pero ellos
gritaban aun más: ¡Crucifícale!
- 15
- Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a
Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuese crucificado.
- 16
- Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es,
al pretorio, y convocaron a toda la compañía.
- 17
- Y le vistieron de púrpura, y poniéndole una corona tejida
de espinas,
- 18
- comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los judíos!
- 19
- Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y
puestos de rodillas le hacían reverencias.
- 20
- Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura,
y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron para crucificarle.
- 21
- Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de
Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.
- 22
- Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, que traducido es:
Lugar de la Calavera.
- 23
- Y le dieron a beber vino mezclado con mirra; mas él no lo
tomó.
- 24
- Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus
vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
- 25
- Era la hora tercera cuando le crucificaron.
- 26
- Y el título escrito de su causa era: EL REY DE LOS JUDÍOS.
- 27
- Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su
derecha, y el otro a su izquierda.
- 28
- Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los
inicuos.
- 29
- Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza y
diciendo: ¡Bah! tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas,
- 30
- sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.
- 31
- De esta manera también los principales sacerdotes,
escarneciendo, se decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sí mismo no
se puede salvar.
- 32
- El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para
que veamos y creamos. También los que estaban crucificados con él le injuriaban.
- 33
- Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la
tierra hasta la hora novena.
- 34
- Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi,
Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?
- 35
- Y algunos de los que estaban allí decían, al oírlo:
Mirad, llama a Elías.
- 36
- Y corrió uno, y empapando una esponja en vinagre, y
poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a
bajarle.
- 37
- Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.
- 38
- Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo.
- 39
- Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después
de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
- 40
- También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las
cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé,
- 41
- quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le
servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
- 42
- Cuando llegó la noche, porque era la preparación, es
decir, la víspera del día de reposo,
- 43
- José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también
esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de
Jesús.
- 44
- Pilato se sorprendió de que ya hubiese muerto; y haciendo
venir al centurión, le preguntó si ya estaba muerto.
- 45
- E informado por el centurión, dio el cuerpo a José,
- 46
- el cual compró una sábana, y quitándolo, lo envolvió en
la sábana, y lo puso en un sepulcro que estaba cavado en una peña, e hizo rodar una
piedra a la entrada del sepulcro.
- 47
- Y María Magdalena y María madre de José miraban dónde lo
ponían.
La resurrección de Jesús
- 1
- Cuando pasó el día de reposo, María Magdalena, María la
madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle.
- 2
- Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al
sepulcro, ya salido el sol.
- 3
- Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de
la entrada del sepulcro?
- 4
- Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy
grande.
- 5
- Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado
al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.
- 6
- Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús
nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde
le pusieron.
- 7
- Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va
delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.
- 8
- Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había
tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.
- 9
- Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer
día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete
demonios.
- 10
- Yendo ella, lo hizo saber a los que habían estado con él,
que estaban tristes y llorando.
- 11
- Ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por
ella, no lo creyeron.
- 12
- Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que
iban de camino, yendo al campo.
- 13
- Ellos fueron y lo hicieron saber a los otros; y ni aun a
ellos creyeron.
- 14
- Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos
sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no
habían creído a los que le habían visto resucitado.
- 15
- Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura.
- 16
- El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado.
- 17
- Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
- 18
- tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa
mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
- 19
- Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en
el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
- 20
- Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles
el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.

